miércoles, 13 de mayo de 2020

El canto en Iniciación Musical


El canto en Iniciación Musical. Factores que obstaculizan y factores que favorecen la práctica del canto en los niños y jóvenes durante el proceso de enseñanza-aprendizaje (Ponencia- 2007)
María Delia Bárcena
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Planteo del Problema

    La problemática de la desafinación merece una especial atención y un desarrollo que demandaría una extensión que excede a este trabajo, pero es una dificultad que se  les plantea a menudo a los docentes de música. Es interesante hacer una mención al tema, como preámbulo de esta investigación  para luego avanzar sobre la idea central de este trabajo, que es encontrar posibles factores que desfavorecen la predisposición para cantar y que producen efectos negativos en el proceso de enseñanza-aprendizaje durante los primeros años de educación musical, como así también los que favorecen dicho proceso.
    El primer día de clase en Iniciación Musical es posible encontrar niños, que si bien muestran aptitudes musicales, comprobables en el aspecto rítmico y auditivo, no pueden entonar melodías, algunos en mayor o menor grado, otros directamente se niegan a cantar, y es válido preguntarse, ¿llegarán a fin de año cantando? El problema que surge es conocer el origen de dichos desajustes melódicos y esa negación para cantar, y  poder así  plantear reflexiones y pautas de trabajo.
    Los grandes pedagogos musicales han afirmado que no existen los niños desafinados. Sólo existen niños que no han tenido la oportunidad de cantar. Entonces la desafinación ¿es un mito o una realidad? ¿Cuál es la diferencia entre un niño desentonado y otro desafinado? ¿Hay factores psicológicos, y/o biológicos causantes de la desafinación? ¿Cómo solucionamos el problema de los desajustes de afinación, en el trabajo grupal?
    El canto, que es una actividad tan “primitiva”  del ser humano,  ya que nació con el hombre, no parece ser tan espontánea en  todos los jóvenes. Actualmente no sólo se canta menos, algunos directamente no cantan, dicen que no les gusta, o que no saben, o que son “malísimos” cantando. ¿No serán los profesores de Educación Musical, los responsables de no proporcionar la formación básica que antes traían de la casa, o la escuela?
Otro de los problemas que tienen, en general todos los estudiantes de música, es estudiarla partiendo de la enumeración de símbolos y elementos musicales, alejados de la práctica. ¿Qué pasaría si en vez de comenzar presentando, por ejemplo, figuras y silencios por sus nombres y cuadro de equivalencias, se hiciera partiendo de la audición, o cantando canciones donde puedan reconocerlas? Y ¿no tendría cierta implicancia, el trabajo previo del pulso y del acento, teniendo en cuenta la percepción, automatización, e incorporación de los mismos, para el posterior reconocimiento auditivo no sólo del valor de  las figuras y silencios, sino también para poder diferenciar compases de dos, tres y  cuatro tiempos, subdivisión binaria y ternaria? Esta metodología de trabajo, ¿no sería la adecuada, para además de lo expuesto, resolver el problema del fraseo musical, que tan importante es para el músico, ya  sea instrumentista, compositor, cantante, incluso bailarín?
    Otra dificultad  se presenta cuando tienen que reconocer células rítmicas y/o intervalos melódicos ¿Qué recurso será el más apropiado para reconocer, leer, ejecutar y/o poder escribirla? ¿No sería lo más aconsejable partir de lo familiar, cotidiano, cercano al alumno, tomando como recurso didáctico canciones del repertorio tradicional o bien las difundidas en los medios, que las contengan, cantando correctamente, reconociendo frases, y así incorporar el nuevo elemento.
    Muchas dudas se les plantean a los alumnos cuando tienen práctica coral y de conjunto instrumental, cuando tienen que hacer una segunda voz. ¿No sería conveniente detenerse en la estructura armónica de las canciones, eligiendo repertorio con armonías sencillas, que permitieran al alumno  internalizar funciones básicas, que lo llevaran a discriminar diferentes voces, y/o acordes?
    Muchos alumnos aprenden sus instrumentos repitiendo, imitando lo que sus profesores ejecutan o cantan, sin internalizar y comprender lo que están imitando, resultando ésta una acción mecánica, los alumnos imitan lo que han memorizado o bien leen nota por nota,  ¿se logra de esta manera desarrollar su capacidad auditiva, de tal manera que el alumno pueda estar tocando, y al mismo tiempo imaginando lo que se tocará a continuación? ¿Aprendiendo de esta manera un instrumento, se logra expresar musicalmente lo que se interpreta, comprendiendo la sintaxis (leer marco teórico) y estilo?
    La afinación no es un problema al tocar un instrumento de teclado, tampoco, en algún sentido, para ejecutar algunos instrumentos de viento, provistos de válvulas y llaves, aunque a veces no se llega a las alturas correctas por problemas de mala postura y respiración. El problema es más obvio en el caso de los que tocan instrumentos de cuerda (excepto la guitarra) y no pueden afinar. Los recursos técnicos de cada uno de los instrumentos y las posibilidades mecánicas (llaves, válvulas, cuerdas, etc.) ¿pueden resolver por sí solos estos problemas? Muchos de los problemas técnicos, ¿no derivan de los auditivos? La lectura a primera vista deficiente ¿de qué depende? ¿de problemas técnicos o auditivos?
    En la mayoría de los institutos de danzas, está la materia música, la cual queda postergada, y generalmente se la orienta a privilegiar el aspecto rítmico. Los cuerpos deben moverse en música y con la música, pero,  ¿se conoce el  papel que desempeña la voz humana, el canto, como recurso para  potenciar la expresión, y la interpretación corporal de la música? o sea ¿Se conoce la interacción existente entre la voz cantada y los movimientos corporales? Es frecuente escuchar en las clases de danzas órdenes como: “! Escuchen la música!” ¿Cómo se logra que esto sea algo natural, sin necesidad de escuchar tales indicaciones?
    Los educadores musicales, los que inician musicalmente a los futuros músicos, ¿están preparados vocalmente para ser modelos de imitación para los alumnos que se inician musicalmente? ¿No se da demasiada importancia a la audición, a la escritura y lectura sin experimentar antes con la voz? La respuesta de la última pregunta ¿no estaría en responder la anterior?

Objetivos

El objetivo principal de este estudio fue Indagar sobre los posibles factores que obstaculizan y los factores que favorecen la práctica del canto en los niños y jóvenes durante los primeros años del aprendizaje musical.

Marco teórico
    El canto es el elemento principal de la clase de Iniciación Musical desde los primeros años de edad. Es importante que el alumno tenga una buena disposición hacia el canto, ya que esta actitud tendrá buenos efectos musicales; es de suma importancia para la construcción del conocimiento musical, así también como para el desarrollo de la expresión e  interpretación musical. En una primera etapa los alumnos aprenden por imitación y su modelo es el profesor. Todo proceso de  enseñanza-aprendizaje necesita de la copia e imitación para poder realizarse.
(... )El canto por imitación representa un aspecto elemental pero esencial en la educación del oído y de la voz y además favorece particularmente la asociación del gesto con el movimiento melódico. Esta asociación facilita inmediatamente la entonación correcta y el dictado musical (...)[1]
     La canción sirve para convertir  el aprendizaje musical en algo útil y práctico para el alumno. La voz es el instrumento más accesible a todos, es el que nos permite trabajar más eficazmente con la educación sensorial: experimentar antes de asimilar, trabajando la educación rítmico-motora y del oído.
    El aspecto rítmico basado en el trabajo motor permite obtener una buena coordinación e independencia de movimiento, elemento fundamental para el aprendizaje de cualquier instrumento y/o danza. A su vez enseñando a través de canciones el alumno incorpora fácilmente las diferentes células rítmicas que podrá leer a primera vista, como así también elaborar dictados rítmicos.
    El aspecto melódico también se favorece trabajando a través de canciones, ya que prepara al oído para captar el sentido ascendente o descendente de una melodía, las relaciones de frases, etc., favoreciendo la lectura melódica a primera vista y la elaboración de dictados melódicos. (...)El canto es la actividad básica y fundamental para el desarrollo de la audición, como el movimiento es para el ritmo.Por este motivo la educación audioperceptiva comienza por el canto, que cumple una función esencial en el transcurso del dictado de la materia. (....)[2]
    En la mayoría de instituciones de educación artística se enseña lenguaje musical en forma simultánea con un instrumento o la danza, porque los alumnos necesariamente deben desarrollar simultáneamente dos capacidades: la técnica y la auditiva. El bailarín  también debe desarrollar su oído musical y hacer con su cuerpo un eco inmediato de la música que interpreta, comprendiendo los cambios rítmicos y “cantando” con movimientos corporales,  las melodías musicales, el uso de la voz cantada está sumamente relacionada con las posibilidades para expresar e interpretar corporalmente la música. (...)Muchos de los problemas técnicos derivan de problemas auditivos. Por ello, en el momento en que los alumnos perciban lo que tocan y puedan anticipar lo que tocarán a continuación sus dificultades técnicas comenzarán a desaparecer.(...)[3]
    Como así también muchos problemas rítmicos derivan de problemas de fraseo. En general se enseñan a leer esquemas rítmicos en función del valor de las figuras y no en función del compás, se enseña a mantener cada nota contando los “tiempos que dura”, dándole mayor importancia al tiempo como entidad aislada, en oposición al tiempo como sintaxis y esto mal aprendido también deriva en problemas técnicos, no saber donde respirar (en los instrumentos de viento), o levantar o mover la mano, (en los teclados, cuerdas), levare y a tierra (en Danza). Antes de empezar cualquier interpretación es necesario establecer el  tempo y  el compás como preparación. El intérprete debe tener una representación mental de los que ejecutará lo cuál se facilita si se ha cantado anteriormente o se canta al mismo tiempo, que se ejecuta. En el aprendizaje del piano sería de suma importancia tocar los trozos musicales que se han cantado previamente en lenguaje musical, como así también tocar canciones de oído, debiéndose hacer cantar primero con la letra, luego con lalaleos y por último con el nombre de las notas, al mismo tiempo que la toca en el instrumento. En el caso de los alumnos de vientos, se puede practicar el canto interior, el cual debería ejercitarse, aunque el instrumento permitiera el ejercicio del canto vocal. Todo instrumentista y bailarín debería iniciarse en la práctica del canto interior.
    En el párrafo anterior se habla de sintaxis en un sentido análogo al del discurso verbal.
    La relación entre sintaxis del lenguaje literario y la del lenguaje musical proviene históricamente de la asociación de música y palabra en el canto. La música tomó del texto los datos para su organización rítmica (ritmo de las palabras), melodía (movimientos de alturas, propios del idioma) y sintáctica (colocación de puntos, cesuras, respiraciones etc. en los lugares en que el texto lo requiere. Ejemplo de ello es el canto gregoriano. Luego esa sintaxis musical se puede aplicar para reconocer estructuras sintácticas en la música instrumental.
    El ritmo existe en la música,  en la poesía, en el lenguaje hablado. Toda poesía tiene un ritmo natural, que tenemos que encontrar cuando leemos. El leer un texto, encontrando los acentos, diciéndolo mientras marcamos pulsaciones, dándole diferente altura, intensidad, da la posibilidad de encontrar un compás y escribir un ritmo musical para esa poesía. El lenguaje hablado no sólo tiene ritmo, también melodía, ya que utilizamos diferentes alturas al hablar.
    Todos los ritmos, incluso los más complejos se facilitan si los aprendemos a través de las palabras, sílabas. Si utilizamos alturas agudas-medias-graves podemos jugar improvisando con palabras, encontrando el acento, las pulsaciones, luego el compás, y así llegar  al armado de una frase musical. Incluso nos encontraremos con que los alumnos descubren nuevas células rítmicas resultándoles más fácil y ameno. Si realizamos diferentes actividades utilizando la poesía o la prosa, ya sea en una canción o en las actividades descriptas, más relacionadas con la creación musical, notaremos que se facilita la internalización y  la comprensión de células rítmicas.
    La creación musical partiendo de la prosa o poesía también es de suma utilidad para internalizar intensidades, intervalos, tonalidades. Un vez que se han reconocido las frases y se han descubierto células rítmicas, se pueden proponer diferentes intensidades para cada una de sus partes, cantar melodías ascendentes, descendentes, arpegios o cualquier otro elemento musical que necesitemos incorporar. De esta manera si se les propone que escriban lo creado le resultará fácil, incluso se estará trabajando la memoria musical y así se les facilitará la lectura musical, haciéndoseles mucho más fluida.
    A través de las canciones y de los textos se puede  educar musicalmente, despertando la sensibilidad del intérprete y desarrollando su capacidad creadora, cualidad tan importante para resaltar en cualquier artista.
    En iniciación musical se aspira a educar al alumno para que sea capaz de observar, analizar y apreciar diferentes realidades sonoras producidas por instrumentos y voces. Uno de los principales objetivos es introducir al alumno en el mundo de la música como una experiencia gozosa, para participar activamente en audiciones e interpretaciones musicales y para la realice sus propias producciones. El canto contribuye a favorecer el aspecto social de la música permitiendo que el alumno cante, toque instrumentos y/o dance con sus compañeros o el profesor. (...)El canto es la actividad más global, de cuantas se realizan en educación musical. . No sólo porque en  la canción se dan cita el ritmo, la melodía y llegando el caso la armonía, sino también porque en ella está presente la audición, facilita la relación con el ámbito instrumental, al poder ser interpretada y acompañada con diversos instrumentos (...)[4]
    Saber leer música no se refiere a la lectura tradicional de sonidos uno tras otro sin comprender su significado, ni el nexo de unión entre los mismos. La música no es un sonido, sino, un conjunto de relaciones sonoras que resulta como un pensamiento sonoro, que como cada pensamiento encuentra su primera expresión en la voz, es decir en el canto.
    Una lectura a primera  vista deficiente, está relacionada con la audición. Cuando los alumnos no pueden leer fluidamente, aún decodificando las notas, es que no pueden asociar la línea melódicas, las alturas, duraciones, intensidades con lo que ello representa. Al cantar, los alumnos asocian los nombres de las notas con el esquema melódico que está escrito y que escuchan, del mismo modo cuando leen, y mejor aún cantando y tocando, asocian los nombre de las notas con el esquema melódico escrito, asociándolo con las notas que tocan sus dedos en el instrumento.
    Cuando  se realizan dictados melódicos es importante que el alumno ejercite el canto interior, esto favorece la escritura de las melodías que se dictan, (... )los alumnos aprenden a internalizar y comprender (“audiate”) la melodía, el ritmos y el estilo, escuchando y cantando primero, y tocando varias piezas después, antes de que puedan aprender a leer partituras(...)[5]
     El alumno cantando descubre el sentido de un trozo musical. El canto, tan favorable para la educación del ritmo y de la melodía (escalas, modos, intervalos melódicos) puede también servir de introducción al aspecto armónico. Los acordes están sugeridos en muchas melodías que se elaboran en base a las notas arpegiadas de un acorde. Cantar una melodía en canon o con un 2° voz, que bien puede ser creada por los alumnos con tónica y dominante, incluso podría agregarse subdominante, si fuera preciso, también prepara para la armonía que será trabajada en años más avanzados.
    Cualquiera de los momentos de la clase en los que se emplea la voz es oportuno ejercitar respiración,  la emisión, la articulación, para poder entonar correctamente, expresar e interpretar la música.
    La respiración es mucho más que la base para el canto: es la función primordial del cuerpo humano. A veces practicamos una respiración muy superficial y deficiente que no llega a hacer trabajar los pulmones debidamente. Podemos aprovechar la educación musical para implantar al mismo tiempo una enseñanza de la correcta respiración. El efecto sobre las voces será sumamente beneficioso.
  El control de la respiración favorece la expresión y el fraseo musical, ya sea interpretado por un cantante, instrumentista y/o bailarín, en comedia musical es necesario cantar al mismo tiempo que se baila, y un cantante en muchas oportunidades necesita acompañarse por un instrumento armónico. Esta asociación respiración-fraseo debiera trabajarse desde la iniciación musical.
    La voz es el primer y más versátil instrumento musical,  el primero que utilizó el hombre primitivo, que muchas veces postergamos su uso y lo reemplazamos por diferentes tipos de instrumentos, o empleamos la voz hablada, sin cantar. Esto puede deberse a que en la mayoría de los Conservatorios y Magisterios de educación musical no se enseña la fisiología vocal, y técnica vocal, así es que  ante problemas de desafinación el profesor prefiere dedicarse a otras actividades más conocidas, por no poseer las herramientas necesarias para solucionar dichos problemas.
    Hay niños que no han tenido la experiencia previa de poder disfrutar del canto, ya sea por no tener en su entorno familiar quienes lo estimularan. Otros quizás han visto frustrada su posibilidad en sus primeros intentos, experimentando con su voz, tal vez desentonando, algo que es probable, cuando se empieza en el proceso de aprendizaje, a reproducir canciones. A cantar se aprende de la misma manera que a hablar o a caminar, solo que si empezamos cantando mal, a veces, equivocadamente nos dicen que “no servimos para la música”, como si fuera un don especial, algo que forma parte de la naturaleza humana, que se inició con el hombre. (...)El canto, en el niño, es más que una simple imitación. Despierta en él cualidades musicales congénitas o hereditarias: sentido del ritmo, de la escala, de los acordes, hasta de la tonalidad, etcétera. (...)[6]
    También pueden existir otros factores emocionales  que pueden originar cierta timidez, por ejemplo los que tienen que ver con la autoestima. El desafinado generalmente canta con poco volumen, no quiere que lo escuchen, y en un registro grave, y muy limitado. Al momento de cantar afloran dificultades emocionales en forma de nerviosismos, distracción, tensiones musculares, risa, rubor, falta de aire, que dificultan la correcta emisión del sonido. En los varones también influye, entre los 12 y 13 años, el cambio de voz que los desorienta, quizás escuchan correctamente pero no pueden reproducirlo por una cuestión de no poder dominar su voz,  y se dan cuenta,  pero no saben como hacerlo.  La voz es un instrumento y hay que aprender a manejarlo. Puede existir en determinado registro, en las notas graves o agudas, puede haber una falla en la emisión vocal, que generalmente corresponde a una mala respiración.
    En todos estos factores  es fundamental el rol docente y las pautas de trabajo que se fijen para conducirlos a la práctica del canto.
    La tendencia a desafinar puede ser momentánea o crónica, puede existir en las notas graves o agudas o puede abarcar toda la extensión de la voz. Hay chicos que no tiene registro de que están entonando mal.
    (...)La afinación implica un proceso paulatino que se logra a través de un trabajo intenso relacionado especialmente con la percepción auditiva y con la práctica del canto. Cuando la experiencia musical se enriquece, el alumno se ve exigido por propia gravitación a solucionar las deficiencias y superar las limitaciones que restringen sus posibilidades, impidiéndole adentrarse en el quehacer musical(...)[7]
    En esta investigación se ha tomado el término desafinado  después de haber estudiado la diferencia que hay entre un niño desentonado, refractario o desafinado. Dichos términos en algunas oportunidades se utilizan dándole la misma aplicación y en realidad no es lo mismo, las causas y los efectos son diferentes. En este trabajo se adoptaron las siguientes categorías:
1-   Desafinados: Desafinación ocasional y casi imperceptible, (perceptible sólo al oído del maestro) Son niños de buen oído musical, pero ya sea por falta de ejercicio o por distracción, no logran la perfección en la entonación.
2-   Desentonados: Aquellos cuyos desentonos son más graves y frecuentes. Mezcla buenos con sonidos falsos.
3-   Refractarios: Ausencia constante de entonación. Niños que no reconocen la altura de un sonido, ni aislado, ni comparado con otro; que no logran repetir con mediana aproximación el sonido cantado por otra persona o ejecutado en el piano.
    (...) hay que considerar el caso del niño que apenas puede repetir un sonido. Merced a la iniciativa y al sentido de oportunidad del pedagogo,  el niño será llevado insensiblemente hacia la música mediante canciones simples (...)[8]
    En el aprendizaje de canciones intervienen muchos factores, como: auditivos, visuales, motores, memorísticos, expresivos, etc, que al irse trabajando progresivamente, desarrollan las capacidades del músico y al mismo tiempo su sensibilidad.

Hipótesis


    De acuerdo a los conceptos expresados más arriba es posible sostener que hay ciertos factores ambientales (sociales y familiares), orgánicos y metodológicos, así como también, en algunos casos, el instrumento y/o danza, elegido para interpretar música, que dificultan la práctica del canto, produciendo consecuencias en la lectura rítmica y melódica, dictado rítmico y melódico en los niños y jóvenes, durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, en Iniciación Musical.

Metodología
     Se trabajó con  un grupo de alumnos, con características semejantes, en cuanto al curso en el que están transitando durante la investigación, y al método de enseñanza empleado, pero con ciertas características diferentes (el ambiente social y familiar, los problemas orgánicos que pudieran existir, las metodologías empleadas, en caso de que hubieran estudiado anteriormente,  el instrumento y/o danza elegido), las cuales pueden provocar diferentes efectos.
    La muestra fue tomada en cinco cursos de Iniciación Musical de establecimientos de educación artística dependientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, durante el período lectivo del año 2006, sobre 59 niños y jóvenes de edades comprendidas entre 11 y 20 años. La recolección de datos fue a través de Interrogatorio oral al comienzo del ciclo lectivo; observación individual y grupal de los alumnos estudiados, encuesta anónima de antecedentes personales, evaluaciones de diagnóstico (al comenzar el período lectivo), evaluaciones parciales, en diferentes momentos del curso lectivo y la de fin de curso.
    Las unidades de análisis con que se trabajó, fueron los alumnos ya descriptos en sus episodios de lectura rítmica, lectura melódica, dictado rítmico, y dictado melódico.
    Todos los datos se volcaron en una matriz de datos para su posterior interpretación.

Conclusiones
    Los resultados de este estudio confirman las opiniones de grandes  pedagogos, en cuanto a la importancia de incluir al canto en las metodologías de enseñanza musical resaltando que favorece el nivel de participación y mejora el rendimiento de los alumnos produciendo modificaciones en la evolución del proceso de aprendizaje.  
    Observamos también que la inclusión del canto neutraliza otros factores ajenos a lo musical, que obstaculizan su práctica. Tal es el caso de alumnos con conflictos emocionales, devenidos de problemas familiares y/o sociales. Los mismos comenzaron el año con muy bajo rendimiento, por falta de atención y participación, y en el 2° cuatrimestre cambiaron sus conductas. Hubo en ellos más predisposición para el aprendizaje y un mejoramiento notable en su rendimiento.
   Todo lo expuesto resalta el poder social del canto ya que dichos alumnos manifestaron su gusto por cantar en las clases grupales, lo cual favorece su práctica. Cantando en grupo se aprende a escuchar individual y colectivamente, además desarrolla la atención, la memoria, la percepción, lo cual se confirmó en la evolución de dichos alumnos. Se adquiere cierta madurez en el trabajo conjunto motivado por el esfuerzo de todo el grupo, al mismo tiempo que se divierten. La mayoría de los encuestados de un determinado grupo manifestaron que se sentían condicionados para cantar porque sus compañeros no trabajaban perdiendo así el interés por hacerlo. Este grupo fue el de menor rendimiento en el año.
    Las deficiencias vocales y auditivas, no siempre obstaculizan la práctica del canto. Los casos que se detectan temprana y paralelamente, al trabajo en clase, si reciben un apoyo personalizado con un especialista de audición y/o lenguaje, pueden encontrar en el canto un aliado para revertir dicha deficiencia. 
    Cantar es una fuente de placer que ayuda a utilizar al máximo los restos auditivos y por otro lado el fundamento del canto es el control de la respiración, cuyo mal aprendizaje, en muchas ocasiones, es el motivo de patologías vocales.
   En el diagnóstico inicial se notó mucho la falta de costumbre de cantar tanto en los niños como así también en los jóvenes (respiración incorrecta, confunden gritar con cantar fuerte, entonación deficiente, ritmo irregular, emisión de la voz con bastantes problemas, etc.).
    El dilema de los educadores musicales se plantea cuando en la clase hay muchos alumnos desentonados. No se toma conciencia que  el origen radica en factores que no tienen relación con lo musical, por ejemplo con el tener o no oído musical, como se confunde en algunas oportunidades. Si hay una relación directa con la práctica del canto que se ha realizado, la correcta entonación se enseña, y resultará más fácil, en cuanto antes se comience a practicar.
    Un niño que no canta, porque no se lo ha estimulado, o porque nadie lo ha corregido y ha ido aprendiendo mal y por consiguiente reproduciendo mal, llegará a no gustarle su voz, o a darle vergüenza al darse que cuenta que canta mal y será un niño, joven o adulto desentonado
    Los alumnos que siempre han estudiado instrumentos de percusión, o danzas también tiene dificultades para entonar, pero si existe voluntad, del docente y de los alumnos, para trabajar en clase, modificando la disposición interna que el alumno tiene hacia el canto, aceptando que el mismo forma parte de la formación musical, se terminará  aprendiendo aunque se continúe estudiando percusión, o danza.
    Muchos son los factores psicológicos que obstaculizan la practica del canto, por ejemplo  los individuos que han pasado últimamente por mala situación familiar o  personal conflictiva también tendrán dificultades para cantar, ya bien porque esas situaciones provocan tensiones musculares, sobre todo alrededor del aparato fonador, o porque distraen la atención.
    Los que han llegado a la escuela no por iniciativa propia sino por indicación de otros (padres, y/o amigos con influencia sobre él/ella), también tendrán dificultades ya que es una elección forzosa. No se puede estudiar música, complaciendo lo que han querido otros y no han podido hacerlo. La imposición  puede generar trabas psicológicas, que se observan también en la tensión muscular y en la dispersión.
    Los alumnos que en este estudio llamamos refractarios serán los que, las tentativas para solucionar el problema fueron inútiles, pero, que en los casos estudiados no es por una cuestión musical sino, por una actitud negativa frente al aprendizaje, a la práctica. Sabemos que esta última es fundamental para superar dificultades. Son alumnos que requerirían de una asistencia psicopedagógica, ya que su imposibilidad, tiene que ver con problemas de otra índole.
    Para finalizar, es de destacar además, que la mayoría de los consultados respondió que canta habitualmente, lo que nos indicaría que les gusta hacerlo. Pero es notorio que las canciones que más recuerdan son las que escuchan en sus casas. Esto confirma que, teniendo en cuenta que el canto utilizado en las metodologías de enseñanza facilita el proceso de aprendizaje, se hace  necesario que el docente tenga mayor conocimiento del repertorio que escuchan los alumnos,  seleccionando canciones que contengan tema y vocabulario adecuados a las edades de los alumnos con que se trabaja, como así también  los elementos musicales necesarios para cada momento del proceso enseñanza-aprendizaje. Se tendería así a un doble efecto: satisfacer los intereses de los alumnos y los objetivos de la materia. Esto favorecería que se recuerden las canciones aprendidas en clase y así afianzar los contenidos enseñados.

Bibliografía
Aguilar, María del Carmen; El taller coral; Copymax; Buenos Aires;  2001.

Aguilar, María del Carmen; Método para leer y escribir música a partir de la 
    percepción, presentación; Neográfica S.A.; Buenos Aires; 1983.

Aguilar-Glocer-Percossi; Apreciación Musical I; Gráfica Ricardo; Buenos Aires; 1999.

Garmendia, Emma: Educación audioperceptiva, libro del maestro; Ed. Ricordi;
    Buenos Aires; 1981.

Gordon, Edwin; La clase colectiva de instrumento;  Eufonía, Didáctica de la
    Música N ° 7 Graó; Barcelona; 1997.

Lucato, Marco; (2001) El método Kodály y la formación del profesorado de música.
    Revista de la Lista Electrónica Europea de Música en la Educación. nº 7 Dpto. de 
    Expresión Musical,  Plástica y Corporal Universidad de Vigo; página visitada 
    26/10/05  y en Mayo/06.

Método Martenot;  Solfeo, Formación y desarrollo musical. Guía didáctica del 
    maestro; Ricordi; 1979.

 Muñoz Muñoz, Juan Rafael; En torno a la voz humana; Eufonía, Didáctica de la
    Música N° 23;  Graó; Barcelona; 2001.

Willems, Edgar; Las bases psicológicas de la educación musical; EUDEBA; Buenos
    Aires; 1979.




[1] Método Martenot; Guía didáctica del maestro; Ed. Ricordi; Bs. As.; 1970;  pág.24


[2] Garmendia, Emma; Educación audioperceptiva; Libro del maestro; Ed. Ricordi; Buenos Aires; 1981; pág. 3.
[3] Gordon, Edwin; “La clase colectiva de instrumento”, en  Revista Eufonía N° 7; Graó; Barcelona; 1997; pág. 95.

[4] Muñoz Muñoz, Juan Rafael; “La voz y el canto en la educación infantil”; Revista Eufonía N° 23; Graó; Barcelona; 2001;pp. 47-48.

[5] Gordon, Edwin E.;op.cit; pág. 93.
[6]  Willems, Edgar; Las bases psicológicas de la educación musical;  EUDEBA, Buenos Aires; 1979; pág. 23.
[7]  Garmendia, Emma; “Educación audioperceptiva”; Bases intuitivas en el proceso de la formación musical; Ed. Ricordi; Buenos Aires; 1981; pág 9.
[8]  Willems, Edgar;  op.cit.; pág. 24.