sábado, 19 de septiembre de 2020

EL CANTO EN INICIACIÓN MUSICAL (tercera parte)

 Artículo publicado en la revista del "Consudec" N°1071, 2° miércoles de Mayo 2008

 El canto en Iniciación Musical. (Tercera parte)

  En la 1° entrega de esta serie se hizo referencia a la problemática que dificulta el ejercicio del canto en las clases de iniciación musical y su incidencia en las diferentes etapas del proceso de enseñanza-aprendizaje. En la 2° entrega se fundamenta la importancia del canto en la educación musical.  Para concluir en  este último artículo se desarrolla el tema de una investigación llevada a cabo durante el año 2006, durante la cual se trabajó en cursos de Iniciación Musical de Escuelas de educación artística dependientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, tomando como unidades de análisis a 59  niños y jóvenes de edades comprendidas entre 11 y 20 años.

Factores que obstaculizan y factores que favorecen la práctica del canto en los niños y jóvenes durante el proceso de enseñanza-aprendizaje

  La voz es el primer y más versátil instrumento musical,  el primero que utilizó el hombre primitivo, que muchas veces postergamos su uso y lo reemplazamos por diferentes tipos de instrumentos, o empleamos la voz hablada, sin cantar. Esto puede deberse a que en la mayoría de los Conservatorios y Magisterios de educación musical no se enseña la fisiología vocal, y técnica vocal, así es que  ante problemas de desafinación el profesor prefiere dedicarse a otras actividades más conocidas, por no poseer las herramientas necesarias para solucionar dichos problemas.

  Hay niños que no han tenido la experiencia previa de poder disfrutar del canto, algunos por no tener en su entorno familiar quienes lo estimularan y otros quizás han visto frustrada la posibilidad en sus primeros intentos, tal vez desentonando, algo que es probable, cuando se empieza en el proceso de aprendizaje, a reproducir canciones. A cantar se aprende de la misma manera que a hablar o a caminar, solo que si empezamos cantando mal, a veces, equivocadamente nos dicen que “no servimos para la música”, como si fuera un don especial, algo que forma parte de la naturaleza humana, que se inició con el hombre.

  También pueden existir otros factores emocionales que pueden originar cierta timidez,  los que tienen que ver con la autoestima. El desafinado generalmente canta con poco volumen, no quiere que lo escuchen, y en un registro grave y muy limitado. Al momento de cantar afloran dificultades emocionales en forma de nerviosismos, distracción, tensiones musculares, risa, rubor, falta de aire, que dificultan la correcta emisión del sonido. En los varones también influye, entre los 12 y 13 años, el cambio de voz que los desorienta, quizás escuchan correctamente pero no pueden reproducirlo por una cuestión de no poder dominar su voz,  y se dan cuenta,  pero no saben como hacerlo. La voz es un instrumento y hay que aprender a manejarlo. En todos estos factores  es fundamental el rol docente y las pautas de trabajo que se fijen para conducirlos a la práctica del canto.

  La tendencia a desafinar puede ser momentánea o crónica, puede existir en las notas graves o agudas o puede abarcar toda la extensión de la voz. Hay chicos que no tiene registro de que están entonando mal.

  En la investigación se ha tomado el término desafinado  después de haber estudiado la diferencia que hay entre un niño desentonado, refractario o desafinado. Dichos términos en algunas oportunidades se utilizan dándole la misma aplicación y en realidad no es lo mismo, las causas y los efectos son diferentes. En este trabajo se adoptaron las siguientes categorías:

1-   Desafinados: Desafinación ocasional y casi imperceptible, (perceptible sólo al oído del maestro) Son niños de buen oído musical, pero ya sea por falta de ejercicio o por distracción, no logran la perfección en la entonación.

2-   Desentonados: Aquellos cuyos desentonos son más graves y frecuentes. Mezcla buenos con sonidos falsos.

3-   Refractarios: Ausencia constante de entonación. Niños que no reconocen la altura de un sonido, ni aislado, ni comparado con otro; que no logran repetir con mediana aproximación el sonido cantado por otra persona o ejecutado en el piano.

  En el aprendizaje de canciones intervienen muchos factores, como: auditivos, visuales, motores, memorísticos, expresivos, etc., que al irse trabajando progresivamente, desarrollan las capacidades del músico y al mismo tiempo su sensibilidad

   De acuerdo a los conceptos expresados más arriba es posible sostener que hay ciertos factores ambientales (sociales y familiares), orgánicos y metodológicos, así como también, en algunos casos, el instrumento y/o danza, elegido para interpretar música, que dificultan la práctica del canto, produciendo consecuencias en la lectura rítmica y melódica, dictado rítmico y melódico en los niños y jóvenes, durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, en Iniciación Musical.

  Los resultados de este estudio confirman las opiniones de grandes  pedagogos, en cuanto a la importancia de incluir al canto en las metodologías de enseñanza musical resaltando que favorece el nivel de participación y mejora el rendimiento de los alumnos produciendo modificaciones en la evolución del proceso de aprendizaje.  

  Observamos también que la inclusión del canto neutraliza otros factores ajenos a lo musical, que obstaculizan su práctica. Tal es el caso de alumnos con conflictos emocionales, devenidos de problemas familiares y/o sociales. Hubo en ellos más predisposición para el aprendizaje y un mejoramiento notable en su rendimiento.

  Todo lo expuesto resalta el poder social del canto ya que dichos alumnos manifestaron su gusto por cantar en las clases grupales, lo cual favorece su práctica. Cantando en grupo se aprende a escuchar individual y colectivamente, además desarrolla la atención, la memoria, la percepción, lo cual se confirmó en la evolución de dichos alumnos. Se adquiere cierta madurez en el trabajo conjunto motivado por el esfuerzo de todo el grupo, al mismo tiempo que se divierten

  Las deficiencias vocales y auditivas, no siempre obstaculizan la práctica del canto. Los casos que se detectan temprana y paralelamente, al trabajo en clase, si reciben un apoyo personalizado con un especialista de audición y/o lenguaje, pueden encontrar en el canto un aliado para revertir dicha deficiencia. 

  Cantar es una fuente de placer que ayuda a utilizar al máximo los restos auditivos y por otro lado el fundamento del canto es el control de la respiración, cuyo mal aprendizaje, en muchas ocasiones, es el motivo de patologías vocales.

  En el diagnóstico inicial se notó mucho la falta de costumbre de cantar tanto en los niños como así también en los jóvenes (respiración incorrecta, confunden gritar con cantar fuerte, entonación deficiente, ritmo irregular, problemas de emisión vocal etc.)

  El dilema de los educadores musicales se plantea cuando en la clase hay muchos alumnos desentonados. No se toma conciencia que  el origen radica en factores que no tienen relación con lo musical, por ejemplo con el tener o no oído musical, como se confunde en algunas oportunidades. Si hay una relación directa con la práctica del canto que se ha realizado, la correcta entonación se enseña, y resultará más fácil, en cuanto antes se comience a practicar.

  Un niño que no canta, porque no se lo ha estimulado, o porque nadie lo ha corregido y  ha ido aprendiendo mal y por consiguiente reproduciendo mal, llegará a no gustarle su voz, o a darle vergüenza al darse que cuenta que canta mal y será un niño,  joven o adulto desentonado

  Los alumnos que siempre han estudiado instrumentos de percusión, o danzas también tiene dificultades para entonar, pero si existe voluntad, del docente y de los alumnos, para trabajar en clase, modificando la disposición interna que el alumno tiene hacia el canto, aceptando que el mismo forma parte de la formación musical, se terminará  aprendiendo aunque se continúe estudiando percusión, o danza.

  Muchos son los factores psicológicos que obstaculizan la practica del canto,  por ejemplo  los individuos que han pasado últimamente por una mala situación familiar o  personal conflictiva también tendrán dificultades para cantar, ya bien porque esas situaciones provocan tensiones musculares, sobre todo alrededor del aparato fonador, o porque distraen la atención.

   Los alumnos que en este estudio llamamos refractarios serán los que, las tentativas para solucionar el problema fueron inútiles, pero, que en los casos estudiados no es por una cuestión musical sino, por una actitud negativa frente al aprendizaje, a la práctica. Sabemos que esta última es fundamental para superar dificultades. Son alumnos que requerirían de una asistencia psicopedagógica, ya que su imposibilidad, tiene que ver con problemas de otra índole.

  Para finalizar, es de destacar además, que la mayoría de los consultados respondió que canta habitualmente, lo que nos indicaría que les gusta hacerlo. Pero es notorio que las canciones que más recuerdan son las que escuchan en sus casas. Esto confirma que, teniendo en cuenta que el canto utilizado en las metodologías de enseñanza facilita el proceso de aprendizaje, se hace  necesario que el docente tenga mayor conocimiento del repertorio que escuchan los alumnos,  seleccionando canciones que contengan tema y vocabulario adecuados a las edades de los alumnos con que se trabaja, como así también  los elementos musicales necesarios para cada momento del proceso enseñanza-aprendizaje. Se tendería así a un doble efecto: satisfacer los intereses de los alumnos y los objetivos de la materia. Esto favorecería que se recuerden las canciones aprendidas en clase y así afianzar los contenidos enseñados.

 

 

 

 

 

 

 

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